19 de septiembre – Francia: Nuestra Señora de La Salette (1846)

Nuestra Señora de La Salette y “la novia Shabbat”

La Virgen María se apareció en La Salette, en los Alpes franceses, el 19 de septiembre de 1946, un sábado por la tarde. Roy Schoeman, autor judío estadounidense, nacido en 1951 y convertido a la fe católica, comenta:

Como judío, quedé impresionado y profundamente conmovido cuando leí las palabras de María en La Salette: “Te di seis días para trabajar duro, el séptimo lo guardé para mí”.

Desde una perspectiva judía, es muy natural, casi inevitable, asociar a María con el séptimo día, el sábado. En la tradición judía, el Shabbat se ve como una novia, con el nombre de “reina del Shabbat”. Es la antesala del Reino Mesiánico, una especie de anticipo de lo que está por venir.

El autor ofrece como explicación una traducción gratuita de la "Lekha Dodi" (es decir, la novia Shabbat), que es una canción judía tradicional para la noche del Shabbat, donde Dios invita al amado Israel (Dodi), a dar la bienvenida al Shabbat personificado en una realidad femenina, la reina Shabat:

Ven, mi amado, saludemos a Shabat la novia, la Reina de nuestros días. Ven, saludemos todos a Shabat, la Reina Suprema, fuente de bendiciones en todas las partes del mundo, ungida y reinante desde los tiempos más remotos, y que en el pensamiento precedió a los seis días de la Creación.

Ven, mi amado, saludemos a Shabat la novia, la Reina de nuestros días. Levántate y sacúdete el polvo de la tierra. Ponte vestidos gloriosos que demuestren tu valía. El Mesías pronto nos conducirá a todos al nuevo nacimiento.

Mi alma siente ahora los cálidos rayos de la redención. Ven, mi amado, saludemos a Shabat la novia, la Reina de nuestros días. Despierta y levántate para recibir la nueva luz, porque con tu resplandor el mundo se iluminará. Canta, porque la oscuridad ha desaparecido de nuestros ojos.

El Señor manifiesta su gloria a través de ti. Ven, mi amado, saludemos a Shabat la novia, la Reina de nuestros días. Entonces tus destructores serán destruidos; los saqueadores de lejos caerán en el vacío. Tu Dios entonces te celebrará con gran alegría, como un novio que encuentra la mirada de su novia.

¡Ven, mi amado, saludemos a Shabat la novia, la Reina de nuestros días! (...)

Casi todas estas palabras se podrían cantar en honor a la Reina del Cielo, la Reina de La Salette, ¡la Santísima Virgen María!

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