4 de septiembre – Italia: Nuestra Señora del Buen Pastor

“La intimidad con la Madre de Dios me ha sostenido mucho en mi fe”

Soy estadounidense, de origen cubano, y crecí en el sur profundo de Estados Unidos en la década de 1960. La combinación de mi identidad católica y mi identidad cultural me llevó a tener una gran devoción a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Caridad, santa patrona de mi país natal, Cuba. La “Virgencita”, como solía llamarla mi madre, siempre estuvo presente en mi casa. Con esta expresión familiar, fui introducido en una intimidad con la Madre de Dios que me apoyó mucho en mi fe.

Cuando me nacionalicé, agregué a mi nombre el de la Inmaculada Concepción, santa patrona de los Estados Unidos, considerándola la imagen de María por excelencia. Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de las Américas, también ha tenido un gran lugar en mi vida porque engloba mis dos raíces culturales, las del Norte y las del Sur.

Aunque ahora tengo muchos títulos que me relacionan con María, Nuestra Señora de la Caridad aún vive en mi corazón. A menudo se la representa flotando sobre un barco con tres hombres atrapados en una tormenta; sin embargo, la historia de Nuestra Señora de la Caridad no es una aparición, sino una respuesta milagrosa a un grito desesperado de quienes estaban a punto de naufragar.

En 1612, tres hombres habían partido en busca de sal a las marismas de la bahía de Nipe, en la costa este de Cuba, cuando su barca se vio atrapada en una peligrosa tormenta y sacudida por fuertes olas. Los navegantes clamaron a la Virgen María pidiendo su ayuda y, de repente, la tormenta amainó. Inmediatamente atisbaron una pequeña estatua de la Virgen sujeta a una tabla flotando junto a su barca. Sorprendentemente, la estatua no estaba mojada. Seguros de que se trataba de una señal de la Santísima Virgen, los hombres regresaron a su aldea y allí veneraron a la Virgen con el título que estaba grabado en la base sobre la cual la habían encontrado.

La contemplación de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad nos enseña tanto sobre la encarnación como sobre la pasión de su Hijo. Lleva al Niño Jesús en su corazón con una mano y la cruz de su pasión en la otra. Su nombre, Caridad, evoca el amor en todas sus formas.

 

Maria Morea Johnson, autora de los libros premiados Super Girls and Halos, My Badass Book of Saints y Our Lady of Charity.

Este artículo apareció en la revista The Catholic Telegraph, en la edición del mes de mayo de 2021.

https://www.thecatholictelegraph.com/the-final-word-our-lady-of-charity-my-heavenly-mother/74761

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