2 mayo – Italia: Nuestra Señora de los Siete Dolores (1895) – San Atanasio de Alejandría, doctor de la Iglesia (+373 o 374)

Para combatir al Demonio, María y el arma del Rosario

En el capítulo sexto del Evangelio de Marcos, Jesús envía a los doce apóstoles en una misión y les da autoridad sobre los espíritus inmundos.

En los años 1960-70, era común, incluso en los seminarios, rechazar este pasaje como una superstición primitiva, al igual que el Rosario y la oración a los santos patronos, o a veces se interpretaba de acuerdo con un análisis moderno y siguiendo un procedimiento literario, que hacía uso de un lenguaje simbólico para evocar el combate abstracto contra el mal. Sin embargo, los autores bíblicos sabían algo sobre el mundo de las mentes caídas o moralmente corruptas.

Imagínate a una persona tan mala como inteligente, superdotada y muy emprendedora. Ahora eleva a esta persona a un nivel mucho más alto de perfección ontológica y tendrás una idea de lo que es un demonio. Jesús, con su muerte y su resurrección, logró la victoria sobra esas fuerzas oscuras y dio a su Iglesia los medios para alcanzar la victoria: los sacramentos (en particular, la Eucaristía y la Reconciliación), la Biblia, la oración personal, el Rosario, etc.

Jesús envió a los Doce para que lucharan contra los espíritus inmundos. Siempre autoriza a su Iglesia y a su Madre a hacer lo mismo. No dudes en usar las armas que él nos dio.

María, Madre de los Apóstoles, ayúdanos a luchar contra el mal.

Adaptado de un artículo del obispo Robert Barron en el sitio Word on Fire (Palabra que arde).

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