28 noviembre – Italia: La coronación de María (1640) – Santa Catalina Labouré

Un misterio del Rosario para desenredar los problemas

Para desenredar los problemas en las relaciones humanas, la novena de los Misterios Gloriosos es simple: reza nueve días seguidos los cinco misterios gloriosos del Rosario, ofreciéndolos por el problema de relaciones humanas que pesa dolorosamente sobre tu vida.

Reza el primer misterio, la Resurrección, para llegar a creer que nada es imposible para Dios. Los problemas que enfrentamos pueden parecer sin solución; pero el problema del rechazo de Jesucristo por parte de sus discípulos, de su sentencia de muerte ante una multitud entusiasta y de su permanencia en la tumba durante tres días era también aparentemente imposible de resolver. La "fe", a menudo citada como el fruto del primer misterio glorioso, es lo primero que se debe tener ante un problema: creer que Jesucristo, cuya resurrección ha cambiado toda la historia humana, es lo suficientemente poderoso como para hacer un cambio en tu vida.

Reza la Ascensión, el 2º misterio glorioso, para tener el coraje de hacer lo que sea necesario para resolver ese problema. “Toda autoridad en el cielo y en la tierra me ha sido dada”, dijo Jesús antes de ascender al Cielo. Pero no terminó diciendo: “Por tanto, déjame hacer todo a mí”. En cambio, dijo: "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautícenlos (…) y enséñenles a observar todo lo que les he mandado”.

En el tercer misterio, reza para que el Espíritu Santo sea tu compañero en la solución de ese problema. El Espíritu Santo es el único por excelencia que resuelve los problemas de relaciones humanas, el desaliento y los problemas de comunicación. No es de extrañar que los siete dones del Espíritu Santo consistan en juzgar correctamente las situaciones y reaccionar adecuadamente, sabiendo exactamente qué es lo que se necesita.

Reza para que la Asunción, en el cuarto misterio, reordene tus prioridades. Tendemos a orar solo para que nuestras vidas en común con los demás mejoren aquí abajo. Lo que Dios quiere sobre todo para nosotros es una vida mejor en la vida futura para todos. Del mismo modo, comencemos rezando para que algunas cruces desaparezcan de nuestras vidas. Dios responde inspirándonos a aceptar esas cruces que tienen más probabilidades de llevarnos a Él.

Finalmente, en el quinto misterio, deja todo en las manos de María mientras meditas sobre el misterio de su coronación. María es la Reina del Cielo y de la Tierra, una poderosa defensora ante Dios mismo. Ella es nuestra madre. Si le pedimos su intercesión en las circunstancias difíciles de nuestras vidas, Ella tendrá en cuenta nuestros intereses. Nos hará la vida más fácil en muchos sentidos, más difícil en otros, pero mejor en todos los sentidos.

Adaptado de un artículo de Tom Hoopes1, septiembre de 2019.

1Tom Hoopes es un escritor que reside en el Colegio de los Benedictinos de Atchinson en Kansas (Estados Unidos). Es autor de una reciente obra titulada El Rosario de san Juan Pablo II.

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