28 marzo – Domingo de Ramos

En la víspera de la Pasión, el triunfo terrenal

He aquí un pasaje de El Evangelio tal como me fue revelado de María Valtorta1, que narra uno de los momentos de la entrada de Jesús en Jerusalén, el Domingo de Ramos. María nos describe lo que Jesús le muestra:

Veo la multitud que no termina de mezclarse, rostros conocidos que aparecen y desaparecen: los discípulos de toda Palestina, todos los que siguen a Jesús. Veo a Jairo por un momento; veo a Jaia, la adolescente de Pella —me parece— que estaba ciega, con su madre y a la que Jesús curó; veo a Joaquín de Bosra y al campesino de la llanura de Sharón con sus hermanos; veo al viejo y solitario Matías de un lugar cerca del Jordán (ribera oriental), donde Jesús se refugió mientras todo se inundaba; veo a Zaqueo con sus amigos convertidos; veo al viejo Juan de Nobé con casi todos sus conciudadanos; veo al marido de Sara de Juta (…).

Pero, ¿quién puede recordar tantos rostros y nombres, un caleidoscopio de rostros conocidos y desconocidos, visto varias veces o solo una? Aquí está ahora el rostro del pastorcillo arrestado en Enón y, cerca de él, el discípulo de Corazín que dejó la tumba de su padre para seguir a Jesús; y al padre y la madre de Benjamín de Cafarnaún con su pequeño hijo que casi cae a los pies del burrito, echándose hacia adelante para recibir una caricia de Jesús.

Y, lamentablemente, los rostros de los fariseos y los escribas, lívidos de ira por ese triunfo; arrogantes, que dividen el círculo de amor que se cierra en torno a Jesús y le gritan: "¡Calla a esos locos! ¡Diles que piensen! Solo a Dios se le alaba. ¡Diles que se callen!”.

A lo que Jesús responde bondadosamente: “si estos se callan gritarán las piedras”.

(…) "¡Tu madre!”, dice Pedro, señalando una casa casi en la esquina de un camino que sube a Moria y por donde arranca la procesión. Y Jesús levanta el rostro para sonreír a su Madre que está arriba, entre las santas mujeres.

1 En cama durante muchos años, María Valtorta (1897-1961), mística italiana, recibió, en los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, la visión completa de las escenas del Evangelio. Esta vida de Jesús, asombrosamente precisa, ha sido leída, a título personal, por tres papas, por teólogos y eruditos bíblicos, y ha tenido un éxito popular ininterrumpido durante 60 años.

Extractos de El Evangelio tal como me fue revelado, de María Valtorta, edición antigua, tomo 9, cap. 9. Nueva edición: tomo 9, cap. 590 § 14 – 590.15 – 590.17.

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