11 noviembre - San Martín, obispo de Tours († 397) - San Pablo VI declara a María “Madre de la Iglesia” (1964)

El lugar de María se encuentra en el corazón de la Iglesia

Por disposición del papa Francisco, la Iglesia de Rito Romano ahora celebra la memoria de "la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia" todos los años, el lunes después de Pentecostés.

Ya en 1964, el beato papa Pablo VI hizo hincapié en venerar a la Virgen María con el título de "Madre de la Iglesia". Lo hizo en su discurso de aprobación de la constitución dogmática de la Iglesia Lumen gentium. Y, como explica el padre Claude Touraille, “Estamos lejos de una sencilla y respetuosa devoción mariana. Aquí tocamos el misterio de la Iglesia y, por ello, el Concilio Vaticano II quiso que el capítulo 8 de la Lumen gentium estuviera dedicado a María, Madre de Jesús. Su lugar se encuentra en el corazón de la Iglesia, en un lugar único. Ella es su Madre”.

La constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno Gaudium et spes, en el núm. 222, enseña que, a través de su encarnación, el Hijo de Dios se ha unido, en cierto modo, a toda la humanidad; de ello se desprende naturalmente que la Virgen María se convirtió en Madre de esta humanidad.

Además, según el Concilio de Éfeso en 431, María es "Theotokos", es decir, Madre de Dios. "Por tanto, el Hijo de Dios, Jesucristo, es una sola persona y tiene dos naturalezas, ya que también es verdaderamente su Hijo nacido de su naturaleza", dice el padre dominico M.J. Lagrange.

San Agustín, doctor de la Iglesia, escribió que el cuerpo de Jesús se une a la Iglesia formando así el Cristo total, cabeza y cuerpo. Esto es lo que proclamamos con este cántico de Pentecostés: “Somos el cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros es miembro de este cuerpo; todos reciben la gracia del Espíritu para bien de todo el cuerpo”.

En Pentecostés, la Iglesia se convierte en una institución y es enviada en misión, bajo el impulso del Espíritu Santo: “Una vez finalizada la obra que el Padre había encargado a su Hijo realizar en la Tierra, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo fue enviado para santificar la Iglesia de forma permanente” (Lumen gentium 4). Al colocar la festividad de María Madre de la Iglesia el lunes de Pentecostés, el papa Francisco ha querido recordarnos que María estuvo allí, en el cenáculo, con los Apóstoles, el día de Pentecostés, y que acompaña maternalmente a la Iglesia en su misión desde ese día.

Adaptado de: Catholique 78

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