24 de diciembre, Vigilia de la Natividad

Poema de Navidad

Triste y gris estaba el mundo anoche,

las estrellas y la luna huyeron,

la habitación hundida en la sombra, la luz y las canciones mudas,

el fuego por todas partes apagado. (...)

 

El mundo se había vuelto ciego, las ramas torcidas,

los caminos y las carreteras salvajes.

Luego, el velo de nubes se rasgó,

y desveló un niño recién nacido. (...)

 

En la profundidad de la noche, a la hora de su nacimiento,

el canto de una voz de repente se escuchó,

y a ella se unieron todas las campanas del Cielo y la Tierra.

Juntas repicaron a medianoche.

 

María cantó en este mundo

y su canto se elevó

más allá de la niebla y de la nieve de las montañas

hasta los muros del paraíso

y los badajos de innumerables campanas

se hicieron oír desde las torres del cielo

cuando se escuchó la voz de la doncella mortal,

que dio a luz al Rey del Cielo.

 

Feliz está el mundo y hermosa la noche

coronada de estrellas;

el salón lleno de risas y luz,

las llamas arden y brillan en los hogares.

 

Las campanas del paraíso están sonando

unidas a las campanas de la cristiandad.

¡Cantemos gloria, gloria!

¡Porque Dios a la tierra ha venido!

J. R. R. Tolkien (1892-1973), autor británico de la novela más vendida de todos los tiempos: El Señor de los anillos. Era un católico fervoroso y su fe siempre está presente en sus escritos. 

Fuente: UCatholic, 25 de junio de 2019

Suscribirse es fácil (y también darse de baja).
No lo dudes: suscríbete hoy. ¡Es gratuito!