21 septiembre – Italia, Trieste: Nuestra Señora de las Gracias (1486)

Con la generosidad y la valentía de Maria, ofrezcamos a Jesús nuestro cuerpo

Los Padres de la Iglesia escribieron sobre María que ella concibió a Jesús primero en la fe y sólo después en la carne, cuando dijo "sí" a la invitación de Dios por medio del Ángel. Pero lo que ocurrió de forma única con la Virgen Madre, se realiza espiritualmente con nosotros cada vez que escuchamos la palabra de Dios y la ponemos en práctica, según lo solicitado por el Evangelio (cf. Lc 11, 28).

Con la generosidad y la valentía de María, ofrezcamos a Jesús nuestro cuerpo para que siga viviendo entre los hombres; ofrezcámosle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies, para encontrarnos con nuestros hermanos; nuestros brazos, para sostener a los débiles y trabajar en la viña del Señor; nuestras mentes, para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y sobre todo nuestro corazón, para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios.

Así es como la Virgen Madre nos modela, cerrándonos contra su Corazón Inmaculado, como lo hizo con Lucía y los bienaventurados Francisco y Jacinta Marto, los tres jóvenes videntes de Fátima, Portugal.

Cardenal Parolin

Homilía en el Santuario de Fátima, 12 mai 2017

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