13 septiembre – Ecuador: San Juan Crisóstomo (+ 407)

La Eucaristía, María, el Papa, las tres blancuras católicas

Mayo, agosto, octubre y de cierta forma diciembre, es decir, una tercera parte del año está consagrada a Nuestra Señora. A esos meses podríamos agregar numerosas fiestas que celebran un aspecto particular del misterio de la Santa Madre de Dios, así como los sábados que se nos proponen como días marianos.

La liturgia nos dice la importancia de María con múltiples vocablos que desgranan como una meditación infinita las letanías de la Virgen. Una contemplación de los nombres de María y de las solemnidades que ponen en evidencia los misterios más importantes de la sierva humilde nos introducen en la profundidad inefable de la relación entre el hombre y Dios.

El Papa Francisco recordaba recientemente que María era inseparable de la Iglesia. Una unión que nos recuerda las Tres blancuras, testigos últimos de la fidelidad católica en el misterio mismo de la encarnación. La Eucaristía, María, el Papa, los tres pilares propiamente católicos, signos de reconocimiento, dicho de otra manera, símbolos de la unidad de la fe.

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