1° marzo – Cenizas – Francia: 12ª aparición en Lourdes (1858)

En una sola fusión de amor

La Virgen María me dio a entender que, hasta aquí, yo no había comprendido profundamente. Durante la Pasión, el Espíritu Santo se encarnó en María.

Por El, el Padre y María se unían íntimamente siendo uno solo. La Pasión de Jesús era también la Pasión del Padre, la Pasión del Padre era vivida en María.

El Padre le tomó prestado, por así decirlo, su corazón humano para sufrir en Ella, con Ella, por Ella, la Pasión de su Hijo, de su niño, en una sola fusión de amor.

Rolande Lefebvre, Mística francesa, en: 365 méditations sur la Vierge Marie, (365 meditaciones sobre la Virgen María) Presses de la renaissance, 12 enero

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