30 de mayo - Italia. Roma, 4° aparición en Tres Fontanas (1947) culto autorizado

María recibe al Espíritu Santo (II)

Pero algo todavía mayor se produjo en María, no pasando como ellos del estado de imperfección al de santidad; sino pasando de un grado sublime de perfección a otro sin comparación, todavía más sublime. Nosotros creeríamos sin dificultad que no hay nada de exagerado en ello si reflexionamos que la santidad de Dios es infinita por sí misma, y que en relación a María el no usó otra medida que la que puede ser la capacidad esencialmente finita de una criatura pura. Y como esta capacidad puede siempre llegar a ser más grande, sin salir de los límites de lo finito: no nos hagamos dificultad para creer que ella ha sido en María de una amplitud que sobrepasa la inteligencia de los hombres y de los ángeles.

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