08 julio - Italia. N.S. de la cintura - Rusia. Nuestra Señora de Kazan

Nuestra Señora de Kazan, "Libertadora de Rusia"

El icono milagroso de la Madre de Dios de Kazan tiene la mirada triste de las Vírgenes rusas que abrazan tiernamente al Niño Jesús contra su pecho. Cubierta antes de un oklad - caparazón de oro o plata - y adornada de pedrerías de gran valor, tenía la reputación de devolver la vista a los ciegos que le ofrecían, agradecidos, esmeraldas enteramente puras. Se conoce su historia desde el gran incendio que destruyó una parte de la ciudad de Kazan en 1579. El icono fue descubierto ese año bajo las ruinas de una casa quemada, por una niña de diez años, a quien la Virgen se le aparece en varias ocasiones ordenándole buscar en ese lugar. Luego, se la venera como la "Libertadora de Rusia", estandarte de las victorias contra los Suecos o contra Napoleón. El último acto político del Zar Nicolás II, en 1918, es consagrarle su Imperio, quien sería detenido algunos días después por órdenes de Trotski, y ejecutado con toda su familia. El icono de Kazan desaparece en medio de las tribulaciones de la Revolución rusa. Muchos piensan que fue quemado en los autos de fe de íconos e imágenes santas de este período, pero en 1965, se descubre que está en venta donde un gran anticuario de Nueva York, ya sin su oklad y muy dañado. El precio exigido es de 500.000 $, extravagante para la época, pero los rusos de la diáspora lo adquieren y lo mandan restaurar. Se le lleva a Fátima, debido a las profecías pronunciadas allí en favor de Rusia, al Domus Pacis, en una habitación blindada de la capilla que se le dedica. Ofrecido a Juan Paulo II en una de sus visitas al lugar, éste le encarga al Cardenal Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontifical para la Unidad de los cristianos, que se lo entregue a los Rusos el 28 de agosto de 2004, en la fiesta de la Dormición de la Virgen, durante una larga ceremonia donde la liturgia ortodoxa se despliega en el marco grandioso de la Catedral de la Dormición del Kremlin. En esa ocasión, el Patriarca Alexis II le agradece al Papa "de todo corazón" "este hecho que es una contribución común para superar las consecuencias negativas de la historia del siglo XX, marcado por la persecución sin precedentes contra la fe en Cristo".

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