29 de octubre - Italia. N.S. de Follina (1150)

In hoc signo vinces (II)

Helena, la madre de Constantino, había nacido pobre, pero por sus muchas cualidades se hace notar de un general romano quien la toma como esposa antes de llegar a ser el Emperador Flavio Constantino. Cristiana convencida, es ella quien permitirá a su hijo conocer a Jesús y amarlo. Cuando en 306 su hijo es proclamado Emperador por su ejército, Helena se convierte en un personaje importante, pero sigue siendo modesta y no piensa más que en hacer el bien a los pobres, a los prisioneros, a los oprimidos. Una de las mayores alegrías de esta madre es de ver a su hijo declarar por medio del edicto de Milano en el 313, que la religión cristiana será la religión oficial del Imperio. Helena le pide a su hijo que construya varias iglesias y una Basílica en el lugar donde murió San Pedro. En el año 324, ella parte a Tierra Santa a explorar los lugares donde el Salvador dio su vida por nosotros y ella descubre la Cruz de Jesús, que multiplica los milagros, y las reliquias de la Pasión, tal como lo cuentan San Ambrosio de Milano y Rufino de Aquilea. Ella hará construir Basílicas en el Gólgota, en el Monte de los Olivos, en Belén, y una iglesia en Nazaret, donde estaba la Santa Casa de Jesús, María y José, cuyos muros se encuentran hoy día en Loreto.

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